La sociedad romana, conformada por patricios, plebeyos y
esclavos, poseía una estructura estamental y jerárquica, encabezada por el grupo
aristocrático denominado patriciado. Los patricios eran los dueños de la tierra
y descendían de los primeros habitantes de Roma. Se agrupaban en torno a gens,
o grupos familiares con un antepasado común, bajo la autoridad de un jefe de familia
o pater familia. Como ciudadanos, formaban parte del “populus”; tenían derechos
políticos, podían votar en la asamblea popular y elegir o ser elegidos
magistrados. Las mujeres patricias, por el contrario, no participaban del mundo
público, dependían de sus padres, en el caso de las solteras y de la tutela
marital, en el caso de las casadas. Lo mismo pasaba con los hijos menores de
edad. Tal era el poder del paterfamilia, que incluso podían vender, como
esclavos, a su mujer e hijos. Con acceso privativo al Senado, hasta la promulgación
de la Ley de las XII tablas, administraron el derecho consuetudinario a
discreción, repartiéndose arbitrariamente, las tierras públicas o terrenos
adquiridos mediante conquista militar.
El segundo estamento romano estaba constituido por la plebe,
integradas por personas de origen diverso, que, aunque hubiesen nacido en Roma,
eran considerados extranjeros por la ley. Los plebeyos eran campesinos,
comerciantes y artesanos, que conformaban un grupo de hombres libres, pero que
no pertenecían al populus romanus ni tenían pater familia. Carecieron, durante
gran parte de la República, de derechos políticos, no pudiendo ejercer ningún
cargo público ni tener derecho al voto en la asamblea; tampoco podían contraer
nupcias con integrantes de la clase patricia. Los que alcanzaron cierto poder
económico, reclamaron igualdad de derechos con los patricios, logrando ciertas
concesiones, como participación en las asambleas. Algunos se situaron bajo el
amparo de un pater y, sirviéndole y siéndole fiel, pasaron a integrar la
familia, como clientes.
El último estamento estaba conformado por los esclavos,
quienes no eran considerados como personas sino como cosas o animales. La esclavitud
tuvo muchas fuentes de origen, incluidas las deudas, pero la mayoría de los
esclavos llegaron a Roma como prisioneros de guerra y crecieron en cantidad,
cuando aumentaron las conquistas. Generalmente trabajaban en las casas de los
ciudadanos. Cabe destacar que la familia romana, considerada base fundamental
de la sociedad romana, ilustra en sí misma la convergencia de los tres estamentos
citados.
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